martes, 13 de marzo de 2018

POR ELLAS Y NOSOTROS EN UNA SOCIEDAD IGUALITARIA


Mujeres IMPORTANTES en mi biografía

       Con motivo del DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER, el pasado día 8 de marzo hizo realidad el tópico de "marcar un antes y un después" en la historia de nuestra vida socio-política. Al margen de los partidos políticos y sindicatos, la plataforma de las mujeres españolas lanzó un órdago y supuso un aldabonazo para nuestros oídos un tanto reacios a escuchar sus múltiples reivindicaciones: laborales, personales, políticas, institucionales...

       Una vez más, comparto los criterios de mi hijo ÁLVARO en su columna periodística y, bajo el título ELLAS, brindo por quienes representan la base y el sustento de nuestra vida humana y social. ¡Sin vosotras, el mundo sería una quimera!


Mi madre SAGRARIO y mis dos abuelas (JERÓNIMA e ISABEL), todas ellas fallecidas. D.E.P.










       "Soy machista en la medida de los posible. Hasta donde me doy cuenta. Creía que no, pero me encontré de frente el jueves con los estereotipos que repito de manera inconsciente, ahí donde se cuece el comportamiento aprendido y se enciende el piloto automático de los roles. No lo piensas y, de repente, saltan, como un reflejo imperceptible hasta que te ponen el espejo delante. Pasó a última hora de la tarde, descorrida en un crepúsculo tan morado que, al mirarme en un escaparate, me mostró que me había puesto rojo. Rojo por no atender cuando explican que les da miedo ir solas para casa por si las violan. Rojo por la brecha salarial que desnudan sus nóminas mensuales en contraste con las nuestras. Rojo porque conciliación suena a nombre de mujer, como asunción de responsabilidades de cuidados de los mayores y dependientes, pero a nosotros nos vale con presumir de que ayudamos en casa. Rojo porque el cristal de su techo era translúcido, pero ponía cara de no escuchar lo que gritaban desde dentro. Rojo por haber pensado alguna vez que el mérito de un cargo venía dado por a quién se la había chupado la ascendida. Rojo por ignorar que, cuando se parte de una situación de desventaja, la igualdad de oportunidades no es sólo dejar que se vaya a la misma velocidad, sino que se posibiliten las condiciones para llegar a la misma altura. Rojo por justificarme con argumentos biológicos y de determinismo antropológico cuando intentan que comprenda cómo hacemos que se sientan. Rojo por entronizar su papel de madres y luego, como en la costumbre de la "covada", refugiarnos en la cama mientras sacrifican su desarrollo profesional. Rojo por el efecto de un movimiento que tiene el reto de que la redistribución llegue a los núcleos rurales y a las capas más bajas de la sociedad, en las que no está el foco. Rojo por ver pasar desde la acera un mar violeta formado por olas incesantes de jubiladas, trabajadoras, paradas, ricas, pobres, amas de casa, jóvenes y niñas que me intentaban explicar que no querían ser como yo, sino como ellas mismas decidan.

      Me di cuenta al despertar el viernes y verme en los ojos de Camino. No se trata de que tengamos que dejar de ser machistas. Es que no vamos a poder serlo más. Eso, tampoco podremos apuntarlo como mérito propio, sino de las tres armas con las que las mujeres han tomado consciencia de su valor: la humildad, el orgullo y la fortaleza del pronombre de la tercera persona, femenino, plural: ELLAS."



VA POR ELLAS

La mujer es esa madre
que nos ha dado la vida,
que nos cuida y nos proteje
a lo largo de los días.
Su trabajo es un regalo
para toda la familia; 
su salario es inferior
cuando trabaja en plantilla. 
Si el trabajo es formativo
y a todos nos dignifica,
¿por qué la mujer no goza 
de iguales prerrogativas?

Construyamos entre todos
una sociedad distinta:
con igualdad de DERECHOS,
sin trabas ni cortapisas;
donde la mujer se integre
y sea reconocida
como persona que juega
con el hombre su partida.

¡Va por vosotras, SEÑORAS
de una sociedad fingida,
donde los hombres imponen
una cierta hegemonía!

ECOS DE PRENSA LOCAL


viernes, 9 de marzo de 2018

LAS PENSIONES, EL I.R.P.F., EL I.P.C. Y OTROS INVENTOS


Un abuelo feliz con sus nietos (MARTÍN y MATEO)

       Cuando todavía estaba en activo (allá por la década de los 80), creo recordar que a los pensionistas (no sé si a todos) no se les retenía nada por el IRPF y, de acuerdo con el pacto de Toledo, su pensión se revalorizaba anualmente según el IPC. Entonces, yo no entendía lo del IRPF (porque los euros de un pensionista tienen el mismo valor que los de los demás contribuyentes). Hoy, ya no entiendo nada, incluso reconociendo mi analfabetismo en Economía. Lo cierto es que LOS JUBILADOS (unos nueve millones según el Estado) se han lanzado a la calle para reivindicar sus derechos ante el ridículo aumento del 0,25% de sus pensiones. Respetando las diferentes formas de manifestación, prefiero hacerlo como pensionista a través de este mi blog.
       No obstante, aunque él tiene un futuro más prolongado por delante, le cedo la palabra a mi hijo ÁLVARO que, en su columna periodística, aborda el tema con el título de TRAICIÓN.

Los dos bisabuelos (LUMI y CRUZ), ya fallecidos.













       "En León, los presupuestos generales del Estado se abren desde hace tiempo por la cuenta de las pensiones. La puerta de las prestaciones de las clases pasivas se activa para dar contenido al sostenimiento de esta provincia. La cartilla del abuelo soporta el peso de la supervivencia de miles de familias leonesas en las que cada mes, de los que se cuentan ya por años, no hay más nómina que la que cuelga de la libretina de ahorros, abarquillada de tanta visita mañanera a la Caja para actualizarla. No hay mucho más, como se empeñan en certificar los indicadores: 1,2 trabajadores por cada pensionista, frente a los 2,1 de media nacional; un nacimiento por cada tres fallecidos; una pérdida del poder adquisitivo que ya supera el 8%... Un rosario de cifras, en las que se abisma el territorio, frente a las que se han levantado los pensionistas leoneses, al rebufo de toda España, como monumento a la resistencia de los que ya no tienen nada que perder porque pensaban que lo habían ganado todo y ahora se lo discuten.

       El movimiento de las pensiones dignas eleva la autoestima de la provincia, donde en los últimos años la domesticación de las protestas ha convertido los derechos en privilegios y sepultado sectores enteros, como la minería, sin remisión alguna. Las marchas de los pensionistas se alzan con sus voces rotas para describir cómo los abuelos han salvado de la quiebra al sistema durante la crisis para cerrar las grietas que se abrieron en el estado del bienestar. El esfuerzo extra se condena ahora con subidas indignas, retenciones desorbitadas y llamamientos al pánico. El mismo poder que ordenó la maniobra de salvación de los bancos con el dinero de todos a fondo perdido, como se ha visto en la mayoría de los casos, publicita ahora la necesidad de contratar fondos de pensiones privados con la amenaza de que se romperá la cadena que liga el pacto de reciprocidad de una generación con la siguiente: esa deuda que contrajimos con quienes sufragaron nuestra educación y sanidad, quienes construyeron la sociedad que disfrutamos. La TRAICIÓN la denuncian los pensionistas de León, donde hay 146.000 personas censadas en este régimen, con una pensión media de 886 euros, pero miles que no pasan de los 600 y una brecha  entre hombres y mujeres del 40%. No extraña que haya estallado la lucha, que ahora quieren capitalizar los sindicatos y quienes les abandonaron antes.

       Al final, la guerra de nuestros abuelos va a ser ésta. Ojalá que no la perdamos.


Pasado, presente y... ¿futuro?