jueves, 19 de marzo de 2020

MIS REFLEXIONES DESDE EL CONFINAMIENTO DOMICILIARIO (2)


EL NEGRILLÓN y el MARAGATO,
dos víctimas más de la pandemia vírica. 










       Después de unos días de reclusión domiciliaria, hoy, día de SAN JOSÉ (FIESTA DEL PADRE) he sido felicitado telefónicamente por mi nuera, mi hijo y mis nietos Martín y Mateo. Y todo como consecuencia del intempestivo CORONAVIRUS, que no nos permite ningún tipo de celebración festiva familiar. Tenemos que conformarnos con ver la calle desde la ventana.

         Los que ya peinamos canas -nos dicen- somos más vulnerables ante la pandemia vírica. Por eso, comparto con mi hijo Álvaro su última columna periodística (TRANCA POR DENTRO), al tiempo que sigo siendo respetuoso con la cuarentena pandémica. ¡Ánimo y fuerza a todos para seguir luchando!


La calle, vacía, desde mi ventana.








       "A mí no me va a pasar... La frase, escondida en la conversación de la última semana detrás de los estudios que fijan que la mortalidad ronda el 2%, que su incidencia es muy inferior a la gripe común, que se ceba con los ancianos y las personas con patologías, se nos ha atravesado en medio de la realidad para mostrarnos que no vivimos solos. El aleteo de la mariposa en China, que ha mutado de metáfora a modelo para interpretar la realidad, nos coloca en el centro con el deber de elegir qué papel queremos interpretar en la trama del doble filo del caos: ejercer como causa del problema o servir como solución. Nunca, de una manera tan brutal, se ha presentado para una sociedad el reto de evaluar cómo las pequeñas soluciones personales inciden en la vida de los demás. La carga viral, camuflada en los microorganismos que diseminamos al salir a tomar el vino como si nada, al toser en mitad de la excursión para aprovechar el buen tiempo de los días libres, al apelotonarnos para arrasar los lineales de los supermercados, al no lavarnos las manos y tocar la barandilla de la escalera a la que luego se agarrarán otros más débiles, nos convierte en eslabones de una cadena de muerte exponencial.

       La opción soberbia de ignorar las recomendaciones sanitarias dispara la bala que ajusticia a los abuelos con las defensas bajas, a los enfermos graves, a los pacientes con problemas de coagulación, a los ciudadanos que no será capaz de atender el sistema si se rebasa su capacidad de respuesta, pese a la encomiable lucha de sus profesionales. El desafío arrojará la imagen fiel de la escala de valores, afianzada en la solidaridad, pero también la mezquindad de las luchas políticas y la ruindad de los egoístas que se niegan a interpretar que sus comportamientos, aunque no les reportan un beneficio personal, sí que inciden en el bienestar del colectivo. La crisis examinará a la sociedad, acostumbrada a derivar en sus administraciones la responsabilidad política de los gestos para la galería. Yo elijo no darle ventajas a la muerte en esta partida de ajedrez. Salen negras. Como peón, sin necesidad de alistarme en el papel de héroe con el que motivan a los que no comprenden que sólo es lo que deben hacer, ME QUEDO EN CASA. Trancad por dentro."

2 comentarios:

P.B.Boñar dijo...

ANIMO A TODOS!!!!!
Un abrazo Pedro.

Pedro Caballero Rodríguez dijo...

Gracias, BALI. ¡ÁNIMO Y CONSTANCIA EN EL EMPEÑO