Es de "bien nacidos..."
Familia CABALLERO VILLA - GONZÁLEZ
Todavía hoy, tengo que contener la emoción al recordar el momento en que te nombraron para pasar a recoger tu PREMIO COSSÍO DE PERIODISMO en el auditorio Miguel Delibes de Valladolid. Aunque la TV7 CyL lo transmitió en directo el pasado día 2 de diciembre a las 19:00 horas, me permito transcribir íntegro tu DISCURSO DE AGRADECIMIENTO para los que no pudieron verlo desde sus casas. Y, como las palabras empiezan a entrecortarse, dejo que hables (escribas) tú como bien sabes hacerlo. ¡GRACIAS FAMILIARES y... UN BESO FUERTE, FUERTE!
Familia CABALLERO- GONZÁLEZ
"Perdonen si molesto. Pude haber sido profesor de filosofía, como mi padre, pero molestaba. En lugar de darme los Diálogos de Platón, en 4º de EGB don Antonio decidió sentarme atrás del todo y, los lunes por la tarde, me daba el periódico para ver si dejaba en paz al resto y atendía a algo. Lo consiguió: abría, pasaba los editoriales, miraba las fotos y me concentraba... en las clasificaciones de la Segunda División B, grupo I. Por culpa de los partidos de la Cultural con el Tropezón de Tanos estoy aquí.
He dicho antes que leía el periódico, pero no es verdad. Leía el Diario de León. Siempre lo vi en casa. Mi abuela Rogelia colocaba los pliegos estirados en el suelo para que no le pisara lo "fregao". Por esa senda de baldosas amarillas, como Dorothy en el Mago de Oz, yo llegué a mi casa. Llevo en ella más de 21 años. Tantos que, cuando llamo por teléfono, siempre me presento de la misma forma: soy Álvaro Caballero, del Diario de León. No es la primera vez que me responden que vale, que muy bien, pero de qué quiero la pizza.
En esta casa, he compartido espacio con compañeros que han contribuido a formarme en el oficio de periodista, en la calle, con la gente. A esa calle nos echamos cuando los hogares se trancaron por dentro con la pandemia. "Puertas afuera" surgió como respuesta a la oportunidad que nos brindaba el salvoconducto del periodismo. Estuvimos en los cementerios; en los consultorios rurales; en las colas de los comercios; y hasta nos regalaron la historia de una pareja, Antonio y Sagrario que, sin que su familia supiera apenas que habían enfermado, murieron con una diferencia de dos horas, después de 62 años juntos, en la habitación de su residencia de ancianos sin que les llevaran al hospital. Nos quedaron cosas por contar. Ahí dentro, en esas residencias, y en los hospitales y en las UCI donde la Junta, durante las semanas más duras de la pandemia, no nos dejó entrar pese a las peticiones reiteradas.
Vivimos los peores tiempos para el negocio y los mejores para el periodismo, el de siempre: ir a los sitios, ver, escuchar y no callar; no callar, sobre todo, lo que no se quiere que se cuente. Entiendo que ése es el periodismo que motiva estos premios. Enhorabuena a todos los galardonados. Agradezco a la Junta su convocatoria y al jurado que eligiera la serie "Puertas afuera". Pero, sobre todo, quiero compartirlo con mis compañeros. Con la familia del Diario de León que se disgregó en pequeñas células, una en cada casa, para no faltar a su deber con los lectores que demandaban más información que nunca. A la redacción, donde hay periodistas, maquetistas, infógrafos, documentalistas, área técnica; a los corresponsales, que quiero personificar en José-Antonio Barrio Planillo, que se nos murió en mitad de la pandemia, y que atendieron a su cita con los pueblos en esa lucha contra la despoblación que empieza por quedarse de los últimos para contarlo; a los fotógrafos -Jesús F. Salvadores, Fernando Otero, Ramiro, Marciano- que me enseñaron a ver lo que miraba; y a los equipos de administración y comercial, que apuntalaron el periódico cuando apenas había ventas. A los que están y a los que se han tenido que ir. Este es un premio a todos ellos, pero sobre todo quiero citar a dos a los que esperamos de vuelta: Alberto Domingo y Asun G. Puente, que en la escala de Kapucinski, esa que dice que, para ser buen periodista, hay que ser buena persona, ocupan el primer puesto.
Comparto con todos este premio. Con ellos y con sus familias, que nos sufrieron esos meses de redacción en casa, y con las familias que han perdido a alguien en esta tragedia. Quiero darle un trocín a mi madre, que tuvo que enfrentarse a esta pandemia en el hospital, y a mi padre, al que a punto estuvo de tumbar la última bala del COVID y a quien cada día me esfuerzo en parecerme. El resto es para mi mujer, Inés, que da sentido a mi caos, y para mis hijos: Martín y Mateo, por el tiempo que les robo y por el que apenas se quejan, o lo hacen a su manera; como el día en que Martín vino con un dibujo de la escuela: salía él jugando al futbol, su madre con el carrito y su hermano sentado. ¿Y yo? -le pregunté-. Tú estabas trabajando, me aclaró. Esto es vuestro, familia.
No molesto más. Por hoy."
Y EN EL DIARIO... MARCO ROMERO
