lunes, 4 de noviembre de 2013

NUEVA TRAGEDIA EN LA MINA


 
      El panorama de las minas de carbón es cada vez más negro. Sin embargo, en el año actual la situación se ha vuelto trágicamente negra por doble motivo: negociación conflictiva con la Administración del Estado (marcha negra incluida) y muerte de seis mineros en el pozo Emilio del Valle (Llombera de Gordón) el pasado día 28 de octubre. 
     
      El 9 de enero y bajo el título SIN CARBÓN, me refería yo a las desgracias de la mina sirviéndome de una de las columnas de Álvaro en el Diario de León. Hoy, después del fatal accidente de los mineros de Gordón, me subo de nuevo a la columna LA LIEBRE para rendir un sentido homenaje a estos hombres que viven enterrados a 600 metros de profundidad para hacer vivir a sus familias. Al propio tiempo, transmito mi pésame dolorido a las seis familias destrozadas por el dolor. Y lo hago, una vez más, con la pluma de mi hijo que, aunque no conoció de cerca la dureza de la mina, el testimonio familiar le ha capacitado para reflexionar serenamente ante el dolor humano. A él le cedo la palabra.
 
 
 

Dos escenas de la MINA en la década de 1940-50 (Veneros - Utrero)










      "La mina es un vientre de mujer que ha engendrado generaciones de leoneses con el óvalo del ojo tiznado de cisco, los dientes abrochados y los puños convertidos en hachones. Hombres paridos en pie para mondar por capas la tierra. Mineros alzados como estandartes de la dignidad de una conciencia de clase. Herederos de una estirpe de la que se olvidan los telediarios hasta que vuelve el grisú a cobrarse su tributo en vidas. Seis ataúdes de otro tiempo que resucitan la tragedia. El foco abierto sobre un sector al que los sucesivos gobiernos han jugado a dejar morir por inanición, un poco con cada plan del carbón, como si quisieran que los picadores cavasen su propia tumba con cada golpe en las galerías.
 
      El pozo al que el ministro Soria no se atrevió a asomarse el lunes, después de haber recortado en los dos últimos años el 100% de las aportaciones de los presupuestos para seguridad. El castillete que prefirió no conocer tras haber estrangulado la financiación un 63% para forzar el suicidio asistido. La mina de la que se escondió entre dirigentes del PP sentados a una mesa con pastas de té, en la Subdelegación de Gobierno, a 40 kilómetros de Santa Lucía de Gordón, mientras en la lampistería los mineros despedían a los compañeros muertos entre aplausos. Los mismos mineros contra los que, en la última marcha negra, mandó a sus perros a morder con el tópico de que son privilegiados por jubilarse a los 45 años, cuando un diputado como él cotiza el máximo por sólo dos legislaturas en el Congreso, sin necesidad de bajar a jugarse la vida a 600 metros bajo tierra para cobrar apenas 1.000 euros. Los mineros que le corrieron la cortinilla del box de urgencias cuando fue hasta el Hospital acompañado del Presidente de la Junta para luego publicitarlo, después de haber dejado a los periodistas controlados en una sala a la espera de sus declaraciones.
 
      Los mineros que no se fiaban del peligro de los macizos de Llombera. Los mineros a los que el director de la mina acusó de no tener cojones para meterse ahí, en los tajos en que antes de la huelga y el ERE habían estado los húngaros de una subcontrata, bajo las bóvedas cada vez más amplias de las que se desprendió el grisú de la hulla como una sorpresa, en la explotación que se vende como la más moderna de Europa.
 
      Mineros otra vez en pie, banderas de este pueblo. Mineros que mañana (hoy) volverán a enterrarse para poder vivir".
 

 
ECOS DE LA TRAGEDIA EN LA PRENSA
 
 
 

 

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