¡ÁNIMO, PADRINO!

     Como MARTÍN, tu ahijado y mi nieto, todavía no es plenamente consciente de los avatares que nos puede deparar la vida, permíteme erigirme en su portavoz para charlar un rato contigo.

     Jose, la vida es como un arco iris gigante y tú ya has conocido prácticamente toda la gama de colores; los demás apenas nos movemos entre el azul, el rosa y poco más. Pero tú, que has sabido sobreponerte como nadie a ese salto en el vacío de una grúa puñetera, tienes  una especie de coraza antitodo que te protege ante los trances más inesperados. Por ello, esa última secuela de aquel fatídico percance no te debe suponer mayor problema.

     ¿Y sabes por qué? Porque la muleta más eficaz ante los achaques de la salud es la FUERZA DE VOLUNTAD. Y de eso tú andas muy sobrado. ¿A que sí? Por supuesto, yo no soy nadie para darte lecciones en esa materia; más bien, eres tú quien debe dárnoslas a nosotros.

     Y, por si era poco lo tuyo, ahora viene lo de tu padre. Los creyentes, no es que seamos más guapos o mejores que los demás; simplemente, tenemos otra "muleta" en que apoyarnos: la FE. Fe en la vida, en la familia, en los amigos... en todo.

     Y por eso, porque sabes que esta familia te quiere (os quiere) sinceramente, MARTÍN (en nombre nuestro) os manda un beso muy, muy fuerte y, con su lenguaje despierto e ingenuo, te dice: ¡PARRINO, PALANTE Y A SEGUIR LUCHANDO, QUE TÚ SABES Y PUEDES!

¡Parrino, un beso muy, muy grande pa todos!