lunes, 18 de julio de 2011

SAÚL O "LA ALEGRÍA DE SU HUERTA"


      Hoy traigo a LA ESCUELA DEL NEGRILLÓN a mi vecino, SAÚL SÁNCHEZ, viudo nonagenario, henchido de humor y ganas de vivir. Hace unos días, me confesaba: "Mi santina (su mujer), cuando ya estaba muy malina y a punto de morir, me dijo: ahí te queda la tierra; cuídala porque, aunque no te dé de mamar, te dará trabajo y buenos frutos". Y claro que no se equivocó la buena de CONCHITA, mujer intachable, trabajadora y sencilla, fallecida hace unos nueve años.

     En la entrada de la vivienda y grabado sobre el cemento, figura el año de su construcción en números romanos (MCMLX). O sea, medio siglo largo de trabajo en la creación de una familia, con un hijo y una hija -padres de familia los dos- que le han dado a Saúl tres nietos.
Su huerta es un vergel, un "paraíso terrenal" (y no exagero), envidia de cuantos pasan por delante de su casa, en el nº 14 de la calle Juan-Antonio Fernández. A ella le dedica las veinticuatro horas del día, en primavera, verano y otoño (el invierno, aquí  en nuestra zona, suele ser muy duro); no le ahorra ningún tipo de cuidados y la mima con esmero. Abunda en variedad de hortalizas (patatas, berzas, lechugas, acelgas, tomates, cebollas, zanahorias...) y variedad de flores.

     En el centro de la huerta, ha colocado una imagen de la Virgen (su otra "Santina"). Y ella no le abandona ni de noche ni de día. Hombre creyente (a su manera) y dotado de una memoria portentosa, sabe de coplas y "decires" más que nadie.

     Vive solo en su casona de dos plantas y, cuando los fríos se hacen sentir -incluso ahora en verano-, el humo de la chimenea de ladrillo se expande por el ambiente con olor a carbón (como el que él arrancaba con sus propias manos en los años jóvenes como entibador en Sabero).

     Saúl es hombre dialogante, risueño y desprendido, generoso con los vecinos y visitantes que se detienen a charlar un rato con él. Con los 90 ya cumplidos y a medio año para cumplir los 91, amigo Saúl, te deseo salud y humor en tu longevidad. Y que tus dos "santinas" te sigan cuidando con mucho cariño.

 

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