Como boñarés (aunque no de "nacencia", pero sí de "pacencia" /= de PACER/), pretendo evocar aquí, sin acritud ni tópicos sobados,a las personas, lugares y otras hierbas de la VILLA DEL NEGRILLÓN (convertido hoy en el "esqueleto de un gigante").
domingo, 27 de junio de 2021
RUCAYO Y EL "ECO DE LA MONTAÑA"
UN PROYECTO CULTURAL Y TURÍSTICO
Cartel y foto de familia de los "responsables del proyecto"
Casi ocho años después, volví a RUCAYO, cuyo origen toponímico (según D. Julio de Prado) es: RIOCAVO O río cavado o cauce de agua. El pueblo más alto de nuestro ayuntamiento está enclavado en el valle del río Lagüeria.
En esta ocasión, el motivo de mi visita a RUCAYO era la inauguración de un proyecto ilusionante y muy trabajado: "EL ECO DE LA MONTAÑA". Nacido y desarrollado en el IES "Pablo Díez" de Boñar (en cuyo edificio transcurrieron unos 14 años-cursos de mi etapa como docente), contó con la colaboración europea del Erasmus Plus Euroentornos: El mundo rural, una oportunidad para el aprendizaje, así como del Ayto. de Boñar, la Fundación "Cerezales" y la aportación técnica de Alejandro Sáenz de Miera, Pablo Pino, José-Ángel Torrijos y el Trío "Adagio". Asentado sobre los textos de dos obras de JULIO LLAMAZARES (nacido en Vegamián): Distintas formas de mirar el agua y Retrato de bañista, el acto convocó a cientos de asistentes, cuyos coches invadieron completamente la calle Real de Rucayo y alrededores. Sin miedo a equivocarme, nunca antes hubo tanto visitante en la historia de este precioso pueblo de nuestra montaña oriental.
El "hilo conductor" o maestro de ceremonias corrió a cargo del director del IES, Augusto César González, que fue pasando la voz a los distintos intervinientes que desfilaron por el atril. El remate lo puso el propio JULIO, cuya voz estuvo teñida de una enorme emoción ("el mejor regalo que me han hecho en mi vida" -dijo-), al tiempo que fue entregando regalos firmados a los diferentes responsables del proyecto literario-cultural.Transcribo literal el texto autógrafo que figura en el cartel anunciador:
"Un paisaje no es sólo un territorio, es también la memoria de quienes lo habitaron incluso cuando ese territorio ha sido transformado por el hombre como en este valle de Vegamián. Por eso, si uno lo escucha, oirá sus voces que continúan sonando bajo las aguas o en las praderas y montes que las rodean, contándonos sus vidas y recordándonos su tragedia para que no la olvidemos, pues es la nuestra también".
Antes de que se iniciara esta primera ruta literaria RUCAYO-UTRERO, los asistentes fueron obsequiados con dulces y bebidas. Yo dejé el recorrido para otro momento más propicio y tranquilo, y regresé a Boñar con el corazón henchido por la nostalgia y la cabeza ocupada por el agradecimiento a nuestros antepasados montañeses. ¡VIVA LA MONTAÑA, VIVA!
3 comentarios:
¡Qué maravilla! Enhorabuena.
Gracias.
Publicar un comentario