jueves, 7 de febrero de 2013

MIS CAPRICHOS POÉTICOS (1): EL HOMBRE


 
Mateo, ÁLVARO y Martín (Boñar, 27-08-2011)
 
 
 

       Aunque, en diferentes entradas del blog, he ido publicando algunas de mis composiciones poéticas (de contenido lírico y épico), quiero estrenar este apartado de MIS CAPRICHOS POÉTICOS remontándome a mis años "jóvenes" y, a ser posible, relacionados con Boñar. Para ello, invoco la ayuda de las musas CALÍOPE y ERATO (diosas de la elocuencia y poesía épica, y del arte lírico de la elegía).
 
 
EL HOMBRE
 
Silencio...
Cual dos rocas altivas y mudas,
superpuestas para completarse...
en un plazo concreto del tiempo,
con fatiga,
con prisa en las venas
se han unido dos cuerpos y,
fundidas sus almas,
se aman.
Silencio de nuevo...
Es el tiempo tan sólo testigo
y en su seno,
en el seno del tiempo,
ha brotado una vida.
Sus ojitos pequeños,
semiciegos,
apenas se atreven
a manchar con sus rayos las cosas.
Pero siempre un instante,
un momento,
-como puntos sin fin de una recta...-
le conducen y apoyan,
y pronto
descubre muy claros,
empapados de luz,
los objetos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Se ha roto el silencio
y ese germen humano,
de la mano infinita del tiempo,
nos conoce...
su interior manifiesta
con palabras, con gestos
y risas,
de forma imperfecta.
Se desgranan los días
como sartas de un rosario vivo...
y esa cumbre celeste
que nunca se acaba...
se va esclareciendo
con la ayuda y la voz luminosas
del mundo y su ciencia.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Como célula casi imperceptible
se mueve en sus venas
-las venas del cosmos-
ese núcleo con forma de hombre...
y, luchando contra su existencia,
sondea el mismterio.
Su mirada proyecta
más allá del espacio y del tiempo
y, en el ámbito del Ser que existe
sin ser controlado por nuestra existencia,
puede apenas captar con su mente,
su mente de carne,
su razón-materia...
un tibio destello
del Ser por Esencia.
 
Su bregar de viajero...
sus pies que lastiman el vientre a la tierra
se están consumiendo.
Ya se acerca el espacio sin tiempo...
el hoy, el mañana
y el ayer no cuentan.
Queda sólo un ligero recuerdo,
que los otros guardan en sus almas térreas.
 
Fue materia que pasa a ser forma,
espíritu amorfo
de una vida eterna.
 
(Boñar, 3-IX-1970)
 
 
 
 

 
 

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